Quince días
atrás convencí a mi mujer e hijos para visitar por primera vez el circuito de
Montmeló. Dicen que en casa de herrero, cuchillo de palo. Y así es. Mi
profesión y mi afición en nada coinciden con los intereses del resto de la
familia, exceptuando a mi hijo más pequeño. Pero eso es otra historia.
Lo que nos llevó
al Circuito de Cataluña fue la celebración de la segunda edición del Espíritu
de Montjuïc, un evento que pretende revivir de algún modo el ambiente de las
carreras de los años 60 y 70 que antaño se celebraban en el añorado Circuito de
Monjuïc (Barcelona).Es fácil entender que nada tiene que ver lo que se vivía en directo en el trazado mítico barcelonés con lo que puedes percibir en el circuito de Cataluña un domingo por la mañana. Debo reconocer que fui a Montmeló un tanto escéptico con lo que iba a encontrar, pero mi predisposición cambió a positivo a medida que iba caminando por el paddock y visitando las diferentes tribunas, abiertas al público, para ver las sesiones de exhibición.
Los F1 del Master Historic Racing rodaron en perfecto estado de marcha. |
Fue sensacional ver, oír y hasta casi tocar a los F1 que nos hicieron soñar de pequeños. Allí estaban los Ligier, Brahbam, Tyrrell, Lotus e incluso el Ferrari B3 de Niki Lauda. En la categoría de Sport Prototipos se pudieron ver a los clásicos Ford GT 40, Lola T70 o Chevron B16, entre otros. Además de algunos AC Cobra, Porsche 911 o Corvette, dentro de la categoría GT, que no iban precisamente despacio.
Los espectaculares Ferrari F40 |
Se expuso el Porsche 917 de la película "Le Mans" |
En definitiva, un total de 21.000 personas pudieron palpar en cierto modo el ambiente "de carreras" que impregnaba los circuitos de antaño, aunque en un escenario mucho más moderno. Hay cosas a mejorar, en mi opinión: el precio de la entrada, que debería ser más popular; o el village y la feria, con temática muy diversa y poco profunda. Allí se mezclaban las exposiciones de vehículos militares con las de modelos americanos de los cincuenta o paradas de feria. La intención es buena, pero ofrecido en pequeñas dosis resulta pobre.
Pero no cabe duda que eventos de este estilo ayudan a crear afición entre el público, especialmente familiar, que es al que se dirige, acertadamente, esta concentración revival. Potenciar la cultura, en este caso automovilística, siempre es crear riqueza.
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