La vuelta de las vacaciones nos ha recibido con un mala
noticia: la subida del 18 al 21% del IVA, que afecta a todos los bienes de
consumo, y entre ellos, la venta de automóviles. Un coche cuesta a partir de ahora 650 euros más de media, un dato que no contribuye precisamente a mejorar
las expectativas del sector. Según ANFAC (Asociación Nacional de Fabricantes de
Automóviles), la subida del IVA supondrá en los próximos cinco meses una caída
de las ventas entre 20.000 y 25.000 coches. Este 2012 podría acabar con poco
más de 700.000 unidades vendidas, frente a las 1,6 millones de unidades que
salían de los concesionarios antes de la crisis.
La subida del IVA coincide con una caída constante del
consumo, que se espera sea más acuciada en 2013. Esta caída del consumo se
concentra especialmente en bienes duraderos, entre ellos el automóvil.
La única noticia positiva es que con este panorama, el gobierno estudia aplicar un nuevo Plan Renove en 2013, según ha hecho público
hace unos días el ministro de Industria. Aunque teniendo en cuenta la atonía
general en las ventas, no es de esperar una solución milagrosa. La prueba la
tenemos, por ejemplo, en que las familias no han decidido avanzar la compra del
coche en los meses previos a la subida del IVA, y eso que el ahorro era
significativo. Así que el estímulo del nuevo Plan Renove debería ser muy grande
para que la gente moviera ficha.
Curiosamente, el sector que se ve beneficiado de esta
situación es el de la venta de vehículos usados (VO), que parece experimentar un alza en las transacciones. Esto es debido, en parte, a que la venta de un
coche usado no se ve afectada por la subida del impuesto, ya que tributa
directamente por el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales.
Los carburantes, más caros
Estos tres puntos de subida afectan también a los carburantes.
Llenar un depósito sale cada día más caro, y esto hace que la gente no circule
tanto con el coche. Las ventas de combustible siguen bajando, como es lógico. Y
es que ésta es la 4ª subida impositiva que sufren los carburantes desde 2009.
Primero fue la subida de impuestos especiales, después las subidas del IVA del
16 al 18 y del 18 al 21%, y a ellas se ha sumado el recargo del céntimo
sanitario que han aplicado algunas Comunidades Autónomas. El resultado: el
litro de gasolina en torno a los 1,5 euros, y subiendo.
Algunos argumentan que en el resto de países europeos el precio
de los combustibles es incluso superior. Es cierto, pero no deja de sorprender
esta opinión cuando está claro que ni el nivel de vida ni los salarios son
equiparables. Algunos países, como Francia, han decidido incluso reducir los
impuestos sobre los combustibles para compensar la subida de precios, también
motivada por la escalada del precio del barril de petróleo. Todo lo contrario
de lo que estamos haciendo aquí. Esto me lleva a pensar que quizás las medidas
que se están aplicando, aunque parezcan necesarias, no son las más adecuadas.